Formación de Adultos Hispanos

www.carlosaedo.org

Archive for May 2009

Ser Latino en Estados Unidos

Ser Latino en Estados Unidos es un artículo escrito por Felipe Barajas y publicado por Servicios Koinonía.  Como bien lo señala el título, trata de reflexionar en torno a esa realidad que es parte de la conversación de casi todas las personas que están involucradas en el ministerio hispano en este país.  Si bien está contextualizado alrededor del año 2000, no deja de ser interesante.  Plantea un par de desafíos al final que dejan abierta la conversación.  Este es un párrafo digno de destacar:

Pero en honor a la verdad, mucho falta por hacer de parte de los latinos en EEUU en cuanto a solidaridad con los pueblos del Tercer Mundo. A veces me siento un poco avergonzado cuando veo los vigorosos movimientos solidarios de las minorías comprometidas estadounidenses, y es que en la lucha por cerrar la infame Escuela de las Américas, en las protestas para desmantelar el FMI y el Banco Mundial, en los esfuerzos por terminar con los arsenales nucleares y la venta de armas, los blancos llevan la iniciativa y la carga solidaria, mientras que tanto negros como latinos estamos muy poco presentes, aquéllos sin poder superar todavía todos los traumas de 400 años de esclavitud, y nosotros tal vez por seguir autocontemplándonos, empeñados aún en acabar de unir las piezas de nuestra todavía fragmentada identidad.

Recuerde que si tiene preguntas o comentarios, puede enviarlos a info@carlosaedo.org

Written by caedof

May 26, 2009 at 7:19 pm

Posted in Artículos, Reflexiones

Séptimo Domingo de Pascua: El Amor del Amado

Este es un comentario a los textos de la eucaristía del Séptimo Domingo de Pascua.  Está tomado del Libro de Reflexión para Pequeñas Comunidades Cristianas de la Arquidiócesis de Hartford (Quest en Español).  Para más información respecto a este recurso, puede visitar su sitio en internet o visitar esta sección.

La Iglesia Católica ha sido bendecida con una serie de movimientos eclesiales.  En palabras del papa Benedicto, “son una de las más importantes innovaciones inspiradas por el Espíritu Santo en la Iglesia como implementación del Concilio Vaticano Segundo… Estas agrupaciones laicales han restaurado la vitalidad, la fe y la esperanza en la Iglesia toda, de muchas y sorprendentes formas.”

Una de estas comunidades laicales es el Movimiento Focolar .  Su carisma es una espiritualidad de unidad.  Su objetivo es tratar de llevar a cabo en plenitud la oración de Jesús a su Padre, que es presentada en el Evangelio de hoy: “Que sean uno, como nosotros”.

Ser uno en el mundo actual puede parecer como algo imposible, dada la codicia, el racismo, la discriminación, la injusticia, la pobreza, la violencia e incluso muchas veces la religión.  Sin embargo, como leímos, “si creemos en un Dios que nos ama, cualquier imposibilidad se desvanece, incluso aquellas que parecen evidentes, tales como que la cuna, el planeta que nos hospeda, viva en paz.”  Una imposibilidad puede convertirse en posibilidad… los países pueden trabajar unidos por el bien común.  La clave es el amor, que viene de Dios y también se expresa por medio de nosotros.

La carta de Juan explica la teología del poder del amor humano: “Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él.”  Cuando nos amamos los unos a los otros, hacemos visible la presencia de Dios al mundo.  Este es el corazón de la fe cristiana. Este es el legado de Jesucristo.

Hoy en día el término amor se ha convertido en uno de los más usados y más mal usados al mismo tiempo.  ¿Cómo reconocemos el amor cristiano que viene de nosotros y de los demás? El papa Benedicto habla del significado del amor cristiano, llamado ágape, en su carta encíclica Dios es Amor (Deus Caritas Est).  La palabra ágape, señala, “expresa la experiencia de un amor que involucra el descubrimiento verdadero del otro… no es auto-búsqueda, sino más bien búsqueda del bien del amado… se convierte en renuncia  y está presto (incluso deseándolo) al sacrificio.”  Este no es el amor del mundo.  Es un amor que está fuera del mundo.

Dios es quien inspira el ágape en nosotros.  Este es el amor que Jesús perfeccionó durante su vida entre nosotros.  Es el amor que Jesús nos pide practicar cuando nos envía al mundo, acompañándonos en la oración “Padre santo, protege en tu nombre a los que me has dado para que sean uno, como tú y yo somos uno.” (Juan 17,11).  Así como el ser del Padre y del Hijo es inconcebible sin el amor que los une, así nuestro ser como cristianos no existe sin el Amor, el Espíritu de Dios, que nos une con Jesús, el Padre y cada uno.

Para las personas de fe, el amor no es una opción: es nuestra manera de ser cristianos, siendo uno en Jesús y también con los demás.

Recuerde que puede enviar su comentarios y preguntas a info@carlosaedo.org

Written by caedof

May 21, 2009 at 12:50 am

Posted in Publicaciones

Sexto Domingo de Pascua: El Extravagante Amor de Dios

Este es un comentario a los textos de la eucaristía del Sexto Domingo de Pascua.  Está tomado del Libro de Reflexión para Pequeñas Comunidades Cristianas de la Arquidiócesis de Hartford (Quest en Español).  Para más información respecto a este recurso, puede visitar su sitio en internet o visitar esta sección.

Imaginemos un restaurante cinco estrellas, donde solamente los poderosos y acaudalados pueden ir.  O un hotel de lujo, reluciente con los más finos adornos que el dinero puede comprar.  Tal vez alguno de nosotros ha experimentado esa opulencia y exceso… ¡incluso la ha disfrutado!  Sin embargo, al final también podemos haber experimentado cierto vacío y una ofensa a nuestro espíritu.

Todavía estamos tambaleándonos con el desastre de nuestras instituciones financieras y el colapso de importantes compañías durante el año pasado.  Las acciones financieras se han desplomado, nos hemos enterado de los inmensos sueldos de los gerentes, los bancos que alguna vez fueron símbolo de la estabilidad y el poder se han declarado en bancarrota o han recibido la ayuda del gobierno federal… o sea, de quienes pagan impuestos.  Lo que antaño fueron inversiones sólidas (nuestra jubilación, por ejemplo) se han convertido en poco confiables, menos ciertas y fuente de preocupación.  Incluso muchas personas han perdido sus casas.

En medio de la opulencia de algunos líderes financieros, en el contexto del desastre de los mercados, alabamos a nuestro Dios que muestra, sin duda alguna, ninguna parcialidad.  San Juan nos desafía a amarnos los unos a los otros, porque Dios es amor.  También nos recuerda: “El amor consiste en esto: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó primero y nos envió a su Hijo, como víctima de expiación por nuestros pecados.”  ¡Qué promesa más grande!  En este tiempo pascual nos deleitamos con el extravagante amor de Dios.  El mismo amor que vació la tumba el domingo de pascua está disponible para nosotros cuando lo necesitemos.

La extravagancia de Dios no significa despilfarro, o simplemente darle a unos pocos, a la élite.  Jesús es muy claro: “No fueron ustedes quienes me eligieron… Este es mi mandamiento, que se amen los unos a los otros.”

Nosotros podemos invertir en la promesa de Dios sin temer ni bancarrotas ni desastres…  Jesús nos invita: “Permanezcan en mi amor, para que su alegría sea completa.”  La alegría del Padre y del Hijo es el extravagante amor que conquista incluso la muerte misma.  Este amor fluye de una íntima relación del Padre y del Hijo, cuya muerte salvadora y gloriosa resurrección es lo que hemos estado celebrando por seis semanas.  Y este mismo amor es comunicado a nosotros a través de la generosa donación de su Espíritu.

Al ir avanzando en el tiempo pascual, nuestro desafío es vivir en la presencia de este Dios que es extravagante, y permanecer siempre conectados a Él cada día.  Dios ha invertido en todos nosotros en su amor extravagante… ¡cantemos al Señor un cántico nuevo” (Salmo 98)… ¡amemos tal como Dios nos ha amado!

Recuerde que si tiene una pregunta o comentario, puede enviarlo a info@carlosaedo.org

Written by caedof

May 15, 2009 at 1:23 pm

Posted in Recursos, Reflexiones

La Hermana Helen Prejean habla de la Vocación

La Hermana Helen Prejean (sitio web oficial aquí) es una religiosa norteamericana que se ha hecho conocida por su férre oposición a la pena de muerte.  Uno de sus libros se convirtió en la película “Pena de Muerte” (Dead Man Walking) y tuvo una muy buena recepción en la crítica.  Hablando de la vocación, la H. Helen señala algo sumamente interesante y que tiene que ver con el “cansancio”…

Cuando una vocación encaja con quienes somos, al concretarla sentimos que nos convertimos en una persona más fuerte, más verdadera, a pesar que el camino sea duro y a ratos nos podamos sentir confundidos y cansados. Vale la pena destacar el tipo de “cansancio” que sentimos. No es esa fatiga triste y pesada que acarreamos como una fiebre baja, una forma de depresión. El trabajo de vida demanda desgaste genuino. Nos desgastamos, tal vez nos agotamos. Pero la energía que fluye de nosotros se siente natural, exactamente lo opuesto a sentirse tironeados por los otros, que tienen sus propias ideas sobre lo que debiéramos estar haciendo. Cuando dejamos que esto suceda, nos sentimos rencorosos, irritados y tristes.

El texto completo puede encontrarse aquí.

Si tiene preguntas o comentarios, envíelos a info@carlosaedo.org

Written by caedof

May 11, 2009 at 12:22 pm

Posted in Uncategorized

Quinto Domingo de Pascua: Den Frutos

Este es un comentario a los textos de la eucaristía del Quinto Domingo de Pascua.  Está tomado del Libro de Reflexión para Pequeñas Comunidades Cristianas de la Arquidiócesis de Hartford (Quest en Español).  Para más información respecto a este recurso, puede visitar su sitio en internet.

Al reflexionar en torno a las lecturas de esta semana, también damos gracias por el regalo de nuestras madres al celebrar el Día de las Madres.  En su carta apostólica La Dignidad y Vocación de la Mujer, el papa Juan Pablo II agradecía a Dios por el regalo que significa cada mujer “por las obras que Dios ha hecho en la historia de la humanidad en ellas y por ellas.”  Una de las innumerables maneras en que las mujeres continúan realizando en ellas las obras de Dios, es la donación de sí mismas en su vocación a la maternidad.  El papa continúa en su carta: “Son precisamente aquellos que nacen de madres terrenales, los hijos e hijas de la raza humana, aquellos que reciben del Hijo de Dios el poder de convertirse en hijos de Dios (Juan 1,12).  Ese poder llega a nosotros por medio del sacramento del Bautismo.  Así como reconocemos que nacemos del vientre de nuestras madres, también reconocemos que en la pila bautismal nacemos del vientre de otra madre, que es la Iglesia.  Somos fruto de nuestras madres.  Todos somos sarmientos de la misma vid.

En el sacramento del Bautismo reconocemos que Dios es la fuente de la vida que quiere darnos su propia vida.  Al morir en Cristo, siendo sumergidos en las aguas del Bautismo, también nos alzamos desde esas mismas aguas con él y respiramos vida nueva.  Algo radical cambia.  Somos injertados en la vid, y como sarmientos, nos convertimos en la manifestación misma de Dios.

Esa fue la prueba para Saulo.  Los discípulos no podían creer que un perseguidor pudiese convertirse en discípulo de Cristo, un sarmiento de la vid.  Cuando Barnabás se refirió a la conversión de Saulo, que hablaba con valentía en nombre del Señor, los discípulos se dieron cuenta que no era Saulo el que estaba actuando, sino Dios mismo. Jesús, la vid, vive en y a través de nosotros, los sarmientos.  Su vida, la fuente de nuestra propia vida, fluye en y a través de nosotros.  Pero así como se nos llama a ser uno con la vid, también estamos llamados a permanecer en la vid.

El papa Benedicto XVI, en su libro Jesús de Nazaret, explica que para los padres de la Iglesia “permanecer” significaba “perseverar” en medio de las dificultades de la vida .  Saulo, que luego se convirtió en el apóstol Pablo, experimentó una extraordinaria conversión, pero no fue eso lo que lo convirtió en santo.  Fue el hecho de que permaneció, perseveró, terminó su carrera, y por tanto, ganó la corona de victoria.    Y la razón por la cual pudo perseverar fue que permaneció en Cristo en oración.  Fue como una madre, Santa Mónica, que permaneció, perseveró, por medio del ejemplo y la oración, para que su hijo Agustín se convirtiera.  O como toda madre que permanece y persevera, como la Beata Madre Teresa de Calcuta nos dice: “como quien regala el amor que hemos recibido a los demás, dando hasta que duela, porque el amor verdadero duele. ”  “Ustedes ya están purificados por las palabras que les he dicho. Permanezcan en mí y yo en ustedes.” (Juan 15,3-4)

Si tiene preguntas o comentarios, envíelos a info@carlosaedo.org

Written by caedof

May 7, 2009 at 1:01 pm

Posted in Recursos, Reflexiones

Alianza Católica por el Clima

La Alianza Católica por el Clima (en inglés, Catholic Climate Covenant) es una campaña iniciada en los Estados Unidos que pretende concentrar nuestros compromisos católicos de cuidar la creación de Dios y a las personas vulnerables en nuestro país y en el extranjero.  Estas personas son las que enfrentan las peores repercusiones aunque son las que menos contribuyen al cambio climático.  Lamentablemente, es probable que sean quienes sufran las mayores consecuencias y tengan los menores recursos y capacidad para responder.

La campaña concretamente invita a adoptar la Promesa de San Francisco de Cuidar la Creación y a los Pobres.   Esta consiste en:

  • REZAR y refexionar sobre el deber de cuidar la creación de Dios y proteger a los pobres y vulnerables.
  • APRENDER y enseñar a otros acerca de las causas y las dimensiones morales del cambio climático.
  • EVALUAR cómo cada uno de nosotros, individualmente o en nuestro hogar, centro laboral u otras entidades, está contribuyendo al cambio climático (consumo y conservación).
  • ACTUAR para cambiar nuestras decisiones y comportamientos que contribuyen al cambio climático; y
  • DEFENDER las prioridades y los principios católicos en los debates y decisiones en torno al cambio climático, especialmente en la medida en que afectan a los pobres y vulnerables.

Todo el material en español puede descargarse en este archivo.

Recuerde que si tiene preguntas o comentarios, puede enviarlos a info@carlosaedo.org

Written by caedof

May 5, 2009 at 12:29 pm

Posted in Recursos

Aprender del Sufrimiento, por Leonardo Boff

Tomado de aquí.

El sufrimiento es la gran escuela del aprendizaje humano. Hay verdad en la frase atribuida a Hegel: «el ser humano no aprende nada de la historia, pero aprende todo del sufrimiento». Prefiero la formulación de san Agustín en sus Confesiones: «el ser humano aprende del sufrimiento, pero mucho mas del amor».

El amor fati (el amor a la realidad pura y cruda) de los antiguos y retomado por Freud se impone en los días actuales en que la humanidad se ve asolada por una gran crisis de sentido subyacente la crisis económico-financiera. Debemos reaprender a amar de forma desinteresada e incondicional a la Tierra, a todos los seres, especialmente a los humanos, a los que sufren, respetarlos en su diferencia y en sus limitaciones. El amor es una fuerza cósmica que «mueve el cielo y las estrellas», al decir de Dante. Sólo quien ama, transforma y crea.

Los grandes se reúnen, están confusos y no saben exactamente qué hacer. Es que aman más el dinero que la vida. Si hubiese amor, aprobarían lo que se está proponiendo: una «Declaración Universal del Bien Común de la Humanidad», base para un «Nuevo Orden Global y Multilateral» que contemple a toda la humanidad, incluida la Tierra. Pero no. Perplejos, prefieren repetir fundamentalmente las fórmulas que no resultaron. Entre tanto cabría preguntar: ¿qué capacidad tienen 20 gobiernos para decidir en nombre de 172? ¿Dónde están los títulos de su legitimidad? ¿Solamente que son los más fuertes?

Aunque así fuera, veo que se pueden sacar algunas lecciones útiles para las próximas crisis que se están anunciando.

La primera es que los gobernantes, por encima de sus diferencias, pueden unirse ante un peligro global. Aunque sus soluciones no representen una salida sostenible de la crisis, el hecho de que estén juntos es significativo, pues dentro de poco enfrentaremos una crisis mucho peor: la de la insostenibilidad de la Tierra y de los efectos perversos del calentamiento global. Éste traerá consigo la crisis del agua y de la inseguridad alimentaria de millones y millones de personas. Tal situación forzará una unión de los pueblos y de los gobiernos, mayor que ésta del G-20 en Londres, si quieren sobrevivir. Si grande será el peligro, mayor será la posibilidad de salvación, decía un poeta alemán, siempre que se dé esta unión. La solución solamente vendrá de una política mundial asentada en la cooperación, en la solidaridad, en la responsabilidad mundial y en el cuidado para con la Tierra viva.

La segunda lección es que no podemos prolongar más el fundamentalismo del mercado, el pensamiento único que arrogantemente anunciaba que no había alternativas al orden vigente, como si la historia hubiera sido congelada a su favor y hubiese destruido el principio-esperanza. No podemos confiar más en la mera razón funcional, desvinculada de la razón sensible y cordial, base del mundo de las excelencias y de los valores infinitos (Milton Santos, nuestro gran geógrafo brasileño) como el amor, la cooperación, el respeto, la justicia y otros. Esta vez, o elaboramos una alternativa, es decir, un nuevo paradigma civilizatorio, con otro modo de producción, que respete los ritmos de la naturaleza, y un nuevo patrón de consumo solidario y frugal o tendremos que aceptar el riesgo de desaparición de nuestra especie y de un grave daño a la biosfera. La Tierra puede continuar sin nosotros. Nosotros no podemos vivir sin la Tierra.

La tercera lección es constatar que la economía, como eje estructurador de toda la vida social, se vuelve hostil a la vida y al desarrollo integral de los pueblos. Debe ser reconducida a su verdadera naturaleza, la de garantizar la base material para la vida y para la sociedad.

Vivimos tiempos de grandes decisiones que representan rupturas instauradoras de lo nuevo. Bien notaba Keynes: «la dificultad no estriba tanto en formular de nuevas ideas, como en sacudirnos las viejas». Las viejas se desmoronan. Sólo nos queda confiar en las nuevas. De ellas depende un futuro mejor.

Si tiene preguntas o comentarios, envíelos a info@carlosaedo.org

Written by caedof

May 4, 2009 at 1:06 pm

Posted in Reflexiones

Africa H1N1

Para pensar, tomado de PastoralSJ

Africa H1N1
En África no existen fronteras, ni siquiera entre la vida y la muerte (Leopold Sedar Senghor)

El nuevo virus aún no ha llegado al corazón de África ¿será porque no viajan? ¿será porque no hay médicos? ¿será porque allí es imposible hacer las costosísimas pruebas para confirma el virus? ¿o será que el H1N1 tiene miedo de los virus africanos?

Si tiene preguntas o comentarios, envíelos a info@carlosaedo.org

Written by caedof

May 4, 2009 at 12:28 pm

Posted in Uncategorized

Cuarto Domingo de Pascua: Nuestra Identidad

Este es un comentario a los textos de la eucaristía del Cuarto Domingo de Pascua.  Está tomado del Libro de Reflexión para Pequeñas Comunidades Cristianas de la Arquidiócesis de Hartford (Quest en Español).  Para más información respecto a este recurso, puede visitar su sitio en internet.

Cuando cruzamos la frontera y pasamos a otro país generalmente se nos pide mostrar alguna prueba de nuestra identidad por motivos de seguridad.  Si nos ponemos a pensar un poco, podemos darnos cuenta que nuestra identidad es más que nuestro nombre y apellido.  Nuestra identidad significa e implica mucho más que eso.  El lenguaje tiene un poder inmenso, sobre todo cuando se refiere a nombres.

El nombre de Dios escrito en hebreo antiguo YHWH nunca fue pronunciado por judíos observantes en la antigüedad.  El nombre de Dios era demasiado santo para ser pronunciado por los labios de un judío respetuoso de la ley y la tradición.  En agosto de 2008, en un artículo del periódico escrito en inglés The Catholic Miscellany, se anunció que la Congregación para el Culto Divino de el Vaticano determinó que la palabra “Yahvé” ya no podía ser usada en canciones u oraciones litúrgicas por respeto a la sensibilidad de los judíos respecto al tema.  Con esto se trataba de seguir la tradición de no traducir o pronunciar YHWH en un contexto cristiano .

En la lectura de los Hechos de los Apóstoles, Pedro le dice firmemente al Sanedrín que el hombre enfermo fue sanado en el nombre de Jesucristo, a quien Dios los resucitó de entre los muertos.  Ningún otro nombre –emperador, rey o sumo sacerdote- puede llevar a cabo la salvación… ¡ningún otro!  ¡Hay un gran poder en ese nombre!

Juan, en su primera carta, trata de lidiar con ciertos problemas dentro de la comunidad cristiana respecto a la identidad de Jesús –alguien completamente Dios y completamente hombre.  Juan afirma que los cristianos son hijos de Dios y que sólo Jesús es el Hijo de Dios.  Neal Flanagan señala lo siguiente: “Las imágenes del versículo 2 son fascinantes.  Mirando a Dios así como mirando un espejo, vemos nuestro propio rostro, pero con la configuración divina.  Como hijos de Dios, tenemos un parecido muy grande con Él. ”  Juan no está diciendo únicamente quién es Jesús, sino también quiénes somos nosotros.

En el Evangelio, Jesús se da a sí mismo un nombre, el buen pastor.  Un buen pastor es aquel que es capaz de dar su vida por sus ovejas, su primera prioridad, su rebaño –ese que él conoce y que conoce a su pastor muy bien.  Este pastor tiene el poder de volverse completamente indefenso en una decisión cien por ciento libre, y luego, por el poder del Espíritu Santo, ser resucitado de entre los muertos por el Padre Dios.  Jesús cruzó la frontera de la vida a la muerte y luego de la muerte a la vida.  Es un gran testimonio de su identidad y de su poder para proteger a su rebaño.

A la luz de estas lecturas, podemos reflexionar en torno a nuestra identidad…  Somos los hijos de Dios, los seguidores de Jesús el Salvador, el buen pastor.  Por el Espíritu Santo tenemos el poder de poder vivir  lo que somos como miembros del rebaño de Jesucristo.  Nuestra identidad viene también con una misión.  Hacemos oración en el nombre de Jesús por sanación.  Nos cuidamos los unos a los otros y a las otras ovejas que Jesús quiere incluir en su rebaño.  En el nombre de Jesús, sacrificamos nuestra vida y sabemos por cierto que el Espíritu Santo nos resucitará.  Y también sabemos que hay futuro… “aún no se ha manifestado cómo seremos al fin.  Y ya sabemos que, cuando él se manifieste, vamos a ser semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.”

Si tiene preguntas o comentarios, envíelos a info@carlosaedo.org

Written by caedof

May 3, 2009 at 12:12 am

Posted in Reflexiones